Hicimos nuestros barquitos de papel, los decoramos y les pusimos nuestros nombres.
Luego los partimos por la mitad, quedaron rotos, fue una pena, con el cariño y el tiempo que les dedicamos.
¿Se podían arreglar? Pensamos que sí, pero también coincidimos en que era imposible que quedaran igual que antes.
Sólo Dios podría recomponerlos a la perfección.
Decirle que no a Dios y difundir el mal por el mundo, ese error no había ser humano que lo pudiera arreglar, porque Dios respeta nuestra libertad, que es la que nos permite amar y nos da una dignidad sagrada.
Por eso el Hijo se hizo hombre, y Jesús, que es Dios y hombre verdadero se entregó por toda la humanidad, por eso decimos que nos salvó, que nos redimió.
Jesús nos ha salvado uno a uno, por nuestros nombres, pero nosotros tenemos que colaborar arreglando nuestro barquito lo mejor que podamos, Él ya se encarga de dejarlo perfecto.
Y para tener un recuerdo, aquí tenemos algunos antes del "desastre" 😊
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