recolelicasa

recolelicasa

domingo, 15 de noviembre de 2015

La hermanita de Brújula


Brújula estaba feliz porque había vivido aventuras maravillosas junto a sus amigas marionetas, y porque había aprendido a portarse como su amigo Jesús le enseñaba, ese amigo que podía sentir siempre a su lado, mirándola con ojos de cariño.
Pero llevaba unos día pensativa...¿De dónde venía ella?...¿Por qué estaba siempre enfada y triste cuándo llegó a aquel lugar?
Pensaba en ésto cuando descubrió un extraño arbusto con unas flores pequeñitas y amarillas, se acercó un poquito más y allí estaba Berta, su hermana pequeña, que sollozaba en silencio.
Cuando la vio dejó de llorar y sonrió de oreja a oreja, se le echó al cuello, con tal fuerza, que Brújula se sintió caer hacia atrás mientras cerraba los ojos perdiendo el equilibrio.

Cuando los abrió estaba de nuevo en su habitación abrazada a Berta, que le daba besitos pequeñitos por la cara, tan pequeñitos como ella.
Te perdono, decía en voz bajita Berta, sé que no querías estirarme de las trenzas, ni hacerme llorar, ni llamarme tonta, ni darme un empujón...sé que eres buena y te quiero.
¿Berta? -¡Era la voz de mamá que se oía por el pasillo! - ¿estás con la brujilla de tu hermana? ¿Ya sois amiguitas otra vez?, espero que haya pensado un rato ahí solita en su habitación y se porte como una niña buena.
Mamá les dio un beso muy fuerte a cada una.
Y sí, Brújula decidió portarse muy bien, muy requetebién. Había pensado que no hacía falta ser como una bruja mala para viajar al mundo de las marionetas. Ahora sabía que podía volver siempre que quisiera, cerrando los ojitos y transportada por su imaginación, a jugar con sus amigas marionetas. Ah! Y desde ahora, siempre, siempre, se llevaría a su hermanita Berta con ella.





No hay comentarios:

Publicar un comentario