La mejor manera de recordar es escuchar los testimonios de las personas que han vivido esa historia, o de las personas que las han oído contar a los protagonistas
Los padres, y los abuelos y bisabuelos, nos cuentan cosas como éstas y nos damos cuenta del paso del tiempo y de lo distintas que eran muchas cosas.
Por ejemplo, mirad cual era el aspecto de la calle Delicias a mediados del siglo XX.
¡ Y no ha pasado ni un siglo! Ahora la historia está grabada, hay libros...pero nos gusta que nuestros mayores nos cuenten cosas de la historia de nuestra familia y nuestro pueblo, ciudad, país.
Imaginemos ahora las historias de hace 2000, 3000 y 4000 años. En la antigüedad, cuando el acceso a la escritura estaba restringido para muchos, la historia de un pueblo se transmitía oralmente, de generación en generación. La memoria era muy importante y se guardaba todo mucha fidelidad.
Cuando tenían oportunidad lo ponían por escrito. Cuando podían se juntaban varias familias de un pueblo y ponían sus recuerdos en común, y juntaban sus escritos.
El pueblo de Israel, los antepasados de Jesús, no sólo transmitían historias, también sabias enseñanzas, normas, consejos, poemas y canciones.
Así se fue formando el Antiguo Testamento de la Biblia.
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