Esta santa del siglo XX fue una mujer enamorada del Señor desde muy joven. Por eso amó profundamente la vida y se entregó a vivirla amando y agradeciendo todo lo que Dios le otorgaba y le pedía.
Sirvió a los demás a través de su trabajo como pediatra y en las diversas relaciones sociales de una vida muy normal.
Vivió su matrimonio como lo que es, una auténtica vocación de santidad, de unión con Dios a través de la entrega a su marido, del don de la maternidad, en la sencillez de las mil incidencias de una vida de familia.
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