Ella quería mucho a Jesús y lloró mucho cuando fue crucificado y sepultado. Acudió al sepulcro el domingo de Pascua y se lo encontró vacío, empezó a llorar y las lágrimas le impidieron ver que Jesús estaba vivo junto a ella, sólo lo reconoció cuando la llamó por su nombre: ¡María!.
Cuando estamos muy tristes sólo vemos oscuridad y parece que no podemos encontrar ninguna solución a nuestros problemas.
Muchas veces lloramos "como magdalenas".
No nos damos cuenta de que Jesús siempre está a nuestro lado.
Podemos intentar dejar de llorar y ponernos a rezar, seguro que de esa manera dejaremos de mirar sólo el agujero de nuestros negros pensamientos y encontraremos posibles soluciones y formas de actuar.
Muchas veces lloramos "como magdalenas".
No nos damos cuenta de que Jesús siempre está a nuestro lado.
Podemos intentar dejar de llorar y ponernos a rezar, seguro que de esa manera dejaremos de mirar sólo el agujero de nuestros negros pensamientos y encontraremos posibles soluciones y formas de actuar.
Escultura de Juan de Mena (siglo XVII), que representa a la santa María Magdalena.
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