Debemos cuidarnos a nosotros mismos, pero no de una manera individualista, porque queremos ser felices, sí, pero en el encuentro y en la entrega a los demás, respetando y trabajando la naturaleza creada por Dios.
Debemos cuidar a los demás, desde la comprensión y el respeto, porque hemos sido creados por Dios libres y responsables de nuestros actos.
Debemos cuidar la naturaleza, sabiendo que formamos parte de ella como seres creados por Dios. La tenemos que cuidar, respetar y hacer rendir pensando principalmente en todas las personas.